5 razones para visitar la Mezquita de Córdoba
Si quieres visitar uno de los lugares más bellos y singulares del mundo, tienes que venir a Córdoba y contemplar con tus propios ojos su impresionante mezquita. La Mezquita de Córdoba, símbolo del poder de la dinastía de los Omeya en la ciudad de Córdoba, se ha convertido en el emblema de la ciudad y uno de los principales atractivos turísticos de España.
No verás en el mundo nada igual: una mezcla de culturas y estilos que se funden en una de las mezquitas más importantes de su época, posteriormente reconvertida en catedral. Una maravilla del pasado y presente de la ciudad, y el más puro reflejo del esplendor de la época califal de la Córdoba del al-Ándalus.
Descubrirás el esplendor de la Córdoba de los Omeya
La mejor manera de conocer la historia de la Córdoba de los Omeya es visitando lo mejor de su legado. La Mezquita de Córdoba representa toda la magnificencia del periodo califal en al-Ándalus.
El Califato Omeya fue el segundo califato de los cuatro califatos instaurados tras la muerte de Mahoma. Los Omeya eran un clan de la tribu Quraysh, de La Meca, a la que pertenecía Mahoma. La dinastía se instaura en la Península Ibérica a través de Abd al-Rahman, único superviviente de su dinastía, que llegó a Ceuta en el año 755 tras la caída del Califato Omeya de Damasco.
31 años después de su llegada a al-Ándalus, Abd al-Rahman, conocido como Abderramán I y convertido en primer Emir Omeya de Córdoba, inició la construcción de la Mezquita de Córdoba. Posteriormente, la Mezquita de Córdoba sería ampliada por sus gobernantes, alcanzando su mayor esplendor durante el posterior Califato.
Fue emblema de la ciudad más importante de Europa
Durante el periodo del Califato, Córdoba fue la ciudad más importante de Europa. El Califato de Córdoba lo inició Abderramán III, quien en el año 929 desafió a la autoridad religiosa de las dinastías rivales y se proclamó califa. Se rompía así la relación con el Califato de Bagdad, dando inicio a nueva época esplendorosa.
A Córdoba peregrinarían los mejores científicos, filósofos, astrónomos y matemáticos de la época, que llevarían al al-Ándalus a la cúspide de su poder. Entre ellos, personalidades de la talla de ibn Massarra, Ibn Tufail, Averroes o Maimónides.
Además de ampliar la Mezquita de Córdoba y reconstruir su alminar, Abderramán III construiría en Córdoba alrededor de 70 bibliotecas. Fundó también una universidad, una escuela de medicina y otra de traductores del griego y el hebreo al árabe, gracias a la cual nos han llegado muchas obras censuradas por el cristianismo de la época.
Fue la 2ª mezquita más grande del mundo en superficie
Tras las diversas ampliaciones llevadas a cabo por los diferentes emires y califas de Córdoba, la Mezquita de Córdoba se convirtió en la segunda mezquita más grande del mundo. Con 23.400 metros cuadrados, la Mezquita de Córdoba sólo era superada por Másyid al-Haram, la mezquita más importante de La Meca, y sólo conseguiría ser superada más adelante por la Mezquita Azul de Estambul.
Fue el califa Alhakén II, sucesor de Abderramán III, quien acometería la reforma más amplia y bella de la Mezquita, que empezó inmediatamente, el segundo día de su reinado. Se amplía el oratorio, se mejora la iluminación, se construyen nuevos arcos y, en definitiva, se le otorga la unidad estilística del arte califal.
Así, adentrarte en la grandiosidad de la Mezquita de Córdoba es sumergirte en un mar de 1.300 columnas de mármol, granito y jaspe. Sobre ellas se apoyan un total de 365 arcos de herradura bicolores, que le aportan el color y el estilo tan característicos. Un espectáculo visual que da crédito de la grandiosidad de su época.
Es legado de la disputa histórica entre árabes y cristianos
Del al-Ándalus se dice que fue la época en la convivieron 3 culturas: la cristiana, la judía y la árabe. No obstante, durante todo el periodo del al-Ándalus existieron constantes luchas de poder entre árabes y cristianos, que culminaron con la expulsión definitiva de los árabes de la Península Ibérica, tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, en el año 1492.
Esta lucha territorial e ideológica dejó su impronta en edificios como la Mezquita. La Mezquita de Córdoba se construyó sobre los terrenos de una antigua iglesia cristiana, la de San Vicente Mártir, que Abderramán I compró a los visigodos. De esta antigua iglesia cristina apenas quedan vestigios, pues fue destruida en su totalidad. Aunque en la década de los 40 del siglo pasado, se logró recuperar algunos de sus restos del subsuelo.
Tras la conquista de Córdoba por parte de los cristianos en el año 1236, Fernando III de Castilla convirtió la Mezquita en catedral. Durante toda la Baja Edad Media prevaleció como catedral, y sufrió sucesivas reformas hasta el siglo XVI, periodo en el que en medio de la Mezquita, se levantó una gran nave cristiana. Esta nave seguía los auspicios artísticos y arquitectónicos del Renacimiento, y configuraron la mezcla de estilos que podemos apreciar hoy en día.
Es la única mezquita-catedral del mundo
Aunque en ella solo se practica el culto cristiano, la denominación oficial de la Mezquita de Córdoba como Mezquita-Catedral, la convierte en la única con semejantes características. Y es que la Mezquita es fiel reflejo de los acontecimientos históricos y culturales que han sucedido en la ciudad de Córdoba a lo largo de los siglos.
La integración de la catedral, con las construcciones llevadas a cabo en el siglo XVI por los cristianos dentro de la Mezquita, hacen del conjunto una mezcla única y sorprendente. Así, dentro del recinto Mezquita podrás contemplar elementos de los más diversos estilos arquitectónicos: islámicos, góticos, renacentistas y barrocos.
Tal es su valor artístico y cultural, que la UNESCO ha declarado a la Mezquita y al Centro histórico de Córdoba Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad.